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Después de sus primeros éxitos artísticos en Hungría, trabaja desde hace 25 años en Madrid, donde encontró la luz y el colorido que le hizo madurar como pintor.

A partir de esa mezcla de la sensibilidad húngara y el ritmo español sus cuadros se convierten en casi apariciones súbitas, que representan formas femeninas volátiles. Nada más cercano a cualquier ser humano - sea de la nacionalidad que sea – que las composiciones de este artista que muestran lo más universal, lo más humano: el sentimiento del amor y el desamor. Zoltán conjuga las influencias de dos culturas, dos tradiciones artísticas distantes pero no tan diferentes.

En la pintura de Zoltán, lo cercano y su ... disolución, lo inmediato y su incapacidad de absoluto, componen un conjunto de búsquedas que afortunadamente nunca acaba de solucionar, pero que sirven para conocer a un pintor húngaro que se formó en París, y que desde su profunda raíz centroeuropea, adquiere dimensiones que nada tienen que ver con lo fronterizo.