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Esta exposición indaga en los valores de la práctica institucional a través de los propios interesados, los artistas, que lo hacen mediante su trabajo, representando en diferentes soportes una reflexión en torno a la institución como receptora de las obras.

Rendirse a la evidencia de la consagración inevitable: entrar en el Hall of Fame, significa pasar a formar parte de la historia del arte, de la colección del museo.

El duro camino de la creación, el trabajo en el estudio, ... la exposición en la galería y la (im)posible venta, todo eso queda olvidado cuando la obra llega al museo, el triunfo de pertenecer al Hall of Fame, estar colgado en las salas (o guardado en los almacenes), formar parte de la institución.

La recompensa de ser un artista reconocido, formar parte de la oficialidad, ¿Es un éxito asegurado? ¿Cuál es la garantía futura que da el respaldo de la institución? ¿Y si el museo resulta ser un lugar anquilosado, para desesperación del artista, víctima de la indiferencia del público? Marinetti, en 1909, ya clamaba por el símil del museo como cementerio.

En Hall of Fame, se presenta la obra de tres artistas que plantean interrogantes en torno al museo como base sólida del triunfo del artista, o sobre la misma institución de arte contemporáneo, lanzando un cuestionamiento que sirve de reflexión al espectador, a la galería, a los comisarios, y a los propios artistas.

El museo en el siglo XXI: ¿Es lugar de confirmación de la fama para el artista, dispositivo de promoción de los políticos que nos gobiernan, laboratorio experimental, un poco de todo o nada de anterior? Basado en una óptica irónica, todas las anteriores preguntas, y algunas más, se plantean en esta exposición.