El juego de palabras entre "color" y el término operístico "coloratura" ya aventura el propósito de este proyecto, que no es sino dar una vuelta de tuerca al tema músic-pintura, indagando su correlación pero acogiendo el contenido poético, dramático, y en definitiva existencial, de la ópera. La correlación de un aria, un coro, un dueto, su contenido emocional y su identificación con color y forma.
Según Scribain los ojos y oídos trabajan al unísono en la consideración de una obra de arte total. Desde el inicio de las artes para muchos pintores y músicos la correspondencia color-sonido fue tan esencial en la concepción de sus obras que suscribirían las palabras de Messiaen "Yo tengo esa extraña habilidad de ver conjuntos de colores, no con los ojos sino intelectualmente; al mismo conjunto sonoro corresponde el mismo conjunto de color con sombras más claras en las octavas superiores...y más oscuras en las inferiores". Incluso a poetas como Rimbaud nada le interesaba más que encontrar ese leguaje universal que resumiera todo: "perfumes, sonidos, colores"
Debussy y los músicos impresionistas trasponían en música las sensaciones visuales y auditivas que les deparaba la naturaleza así como Kandinsky consideraba la música el referente de toda creación artística y la base de la pintura abstracta a la que llegó desde la música.
En «De lo espiritual en el arte» decía Kandinsky que un cuadro podía ser la representación visual de una composición musical al entender que liberando al color, a la línea y al plano de su representación en el mundo físico liberaba el mensaje de ideas concretas haciéndolas más abstractas y libres. En los cuadros debían crearse acordes cromáticos que causaran en el espectador sentimientos de armonía o disonancia, el color y el tono debían convertirse en armonías musicales. A los atributos del color como la claridad o la oscuridad añadía la "sonoridad". ¡La sonoridad del color¡.
Estas “Coloraturas” insinuadas, sugeridas o tal vez dictadas por momentos de opera intentan inquirir esa conexión de forma casi indiciaria, atisbada, en bosquejo, pues "se trata de transmitir la sensación sin el aburrimiento de la transmisión" (Paúl Valery).
Y guiado por ese anhelo de Kandinsky de que sonido, forma y color, podrían estar fundidos por lo que llamó "el principio del contacto adecuado con el alma humana" se aventura este proyecto.
