El Museo Gustavo de Maeztu expone en su Sala una selección de 17 carteles procedentes de colecciones particulares en las que se puede apreciar de manera explícita la destreza y maestría gestual de este gran artista.
Una muestra producida por el Museo Gustavo de Maeztu en el año en el que celebra el centenario del homenaje que el pintor malagueño le ofreció a Gustavo de Maeztu a propósito de la exposición que Maeztu realizaba en Barcelona en las Galerías Layetanas.
En esta muestra podemos apreciar de una manera clara y contundente la magnífica disposición del artista malagueño en este medio de comunicación y creación artística concebido para lograr una mayor difusión y alcance social. Y es que tal vez sea la cartelista – la de Picasso- el campo que, durante las últimas décadas, más atención ha logrado por parte delos museos y los coleccionistas particulares. Ha pasado de ser un mero objeto...de comunicación, concentrado en algo muy concreto, a transformarse, en no pocos casos, en obras maestras y de un alto valor adquisitivo por el carácter que conlleva.
No nos debe por tanto de extrañar, que los trabajos de recopilación de los carteles de Picasso a cargo de Luis Carlos Rodrigo o el famoso y clásico Picasso de Christoph Czwiklitzer, se hayan convertido casi en catálogos razonados de esta peculiar disciplina artística.
La exposición que desde el día 21 de julio se puede contemplar en el Museo Gustavo de Maeztu presenta el aliciente de condensar en 17 ejemplares las dos Secciones que los carteles de Picasso tienen en el conjunto de su totalidad. Esto es, aquellos carteles en que se utiliza la obra de Picasso como pretexto de los mismos (sin que la mano del artista interfiera en absoluto9, y aquellos en el que el propio pintor se volcó en convertir el cartel en una razón artística más, en un universo propio como lo podría ser la pintura, la escultura o el grabado.
Así el recorrido planteado por el Museo Gustavo de Maeztu nos ofrece la posibilidad de contemplar carteles de tres décadas, emanados de exposiciones realizadas por el artista en Barcelona, o Milán entre los años 1950 y 1970, con la sugerente plasmación de obras tan emblemáticas como el Arlequín de 1917 o el icónico Guernica.
Pero también podemos vislumbrar la magistral articulación que el artista hace del ensamblaje de la línea y el texto en carteles plenos de lirismo y musicalidad.
Entrada actualizada el el 13 sep de 2017
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